"Pero la principal guía que debe dirigirnos
en la elección de profesión es el bienestar de la sociedad y nuestra propia
perfección. No debe pensarse que estos dos intereses puedan entrar en
conflicto, que uno pueda destruir al otro; por el contrario, la naturaleza
humana está constituida de tal modo, que sólo podemos atender a nuestra propia
perfección trabajando por la perfección y el bien de los demás.
Si se trabaja sólo para uno mismo, es posible convertirse en un hombre de fama, en un gran sabio, un excelente poeta, pero jamás en un verdadero gran hombre.
La historia llama grandes hombres a aquellos que se ennoblecen a sí mismos trabajando por el bien común; la experiencia aclama como a los hombres más felices a aquéllos que hacen felices a un mayor número de personas; la religión misma nos enseña que el ser ideal al que todos luchan por imitar se sacrificó a sí mismo por el bien de la humanidad, ¿y quién se atrevería a despreciar tales juicios?
Si hemos elegido la posición en la vida en la que ante todo podemos ayudar a la humanidad, ninguna carga podrá aplastarnos, porque los sacrificios serán en beneficio de todos; no experimentaremos una felicidad egoísta, limitada y estrecha, sino que nuestra felicidad pertenecerá a millones de personas, nuestros actos permanecerán sosegada y perpetuamente vivos, y sobre nuestras cenizas caerán las cálidas lágrimas de las personas nobles."
(Karl Marx, Reflexiones de
un joven sobre la elección de profesión. Traducción del inglés: Isabel
Blanco)